Saturday, March 31, 2007

¿Cómo era la figura de Jesús?

Por Miguel Hernandez Sandoval

Acoger la Buena Nueva y ponerla en práctica, sin duda, es lo que debe interesar a todos los creyentes, pero no está demás saber como era la figura humana y personalidad exterior del Salvador. Ni uno de los cuatro evangelistas o de sus apóstoles describe el aspecto corpóreo de Jesucristo. Ellos, ante todo, eran catequistas que buscaban en sus oyentes la aceptación del mensaje de salvación. De hecho no pretendieron en su predicación satisfacer meras curiosidades históricas, sino adoctrinar en las cuestiones de fe para edificar la iglesia tal como lo enseñó y ordenó el divino Maestro, con el ejemplo y la palabra.

Los evangelios nos dicen que Jesús se cansaba, que tenía hambre y sed, que lloraba, se emocionaba y entristecía, que sentía especial afecto por Lázaro y se compadecía de la miseria e incluso que permitió ser tentado por el maligno. Estos detalles demuestran la real y profunda humanidad de Cristo sin adoptar artificiosidades estoicas. El no fue ni es un fantasma histórico como lo afirmaban o lo siguen afirmando los gnósticos y algunos otros herejes.

En una carta que hablaba de Jesús, escrita por el antecesor de Poncio Pilatos, es decir, por Publius Lentulius, en su calidad de gobernador de Judea y que tiene como destinatario a Tiberio, segundo emperador romano, se dice de Cristo lo siguiente: “(...). Es hombre de mediana estatura, de un aspecto benigno, de grandísima dignidad, lo cual se manifiesta también en su rostro, de manera que, al considerarlo, uno infaliblemente siente la necesidad de amarlo y temerlo. Su pelo largo hasta las orejas tienen color de nueces maduras y desde allí cayendo sobre las espaldas es de un color brillante y dorado. En la mitad de la cabeza está dividido según usan los nazarenos. La frente está lisa y la carra sin arrugas ni manchas. La barba igual al pelo de la cabeza en color, está crespa y sin ser larga, se divide en el medio. La mirada seria, posee la virtud de un rayo solar. Nadie le puede mirar fijo en los ojos”.

Si nos detenemos en una imagen o estampa (no estatua) del Señor de la Divina Misericordia, que el mismo Jesús mandó a pintar a Santa María Faustina (Elena Kowalska), cuando se le apareció entre 1931 y 1938, podemos ver que el rostro y el cabello es tal cual lo describe Publius Lentulius en misiva enviada al César; documento que en realidad es un pergamino antiquísimo escrito en latín y fechado en Jerusalén, “indicto 7 de undécimo mes”. Descubierto en la Biblioteca de los Padres Lazaristas, en Roma, antes que estallara la Primera Guerra Mundial. Cabe indicar que Jesús aparece en una de las épocas más lúcidas de la Historia antigua, en una encrucijada geográfica bien conocida por los historiadores romanos.

Más adelante Lentilius, en la misma carta, sigue diciendo: “Cuando (Jesús) habla amonestado inspira temor, pero apenas acaba de reprender está como llorando. A pesar de ser severo está muy afable y amable. Se dice que nadie le ha visto reír, pero sí llorar. Todos encuentran su conversación afable y agradable pocas veces aparece en público y cuando lo hace se le ve siempre muy modesto. El tiene una presentación muy noble. El es hermoso. Por lo demás, su madre es la mujer más hermosa que jamás se ha visto en estas regiones”. “¡Oh César!”, si tú deseas verlo, como me has escrito una vez , hazme saberlo y te lo enviaré en seguida. Él no hizo nunca estudios no obstante, él sabe todas las ciencias. Él anda descalzo y con la cabeza descubierta. Muchos, al verlo de lejos, se ríen, peno apenas se acercan tiemblan y lo admiran. Dicen que jamás se ha visto en estas tierras un hombre como él”. Queda claro entonces cual era el aspecto de Jesús, en palabras de dicho gobernador de Judea, muy enterado de la personalidad y los movimientos del Hijo de Dios.

Hay que tener en cuenta que en las primeras representaciones pictóricas de Jesús aparece muy joven, bien parecido y sin barba. Es hasta el año 300 d.C. que se ve al hombre barbado y de largos y lisos cabellos, figura luego impuesta en ola pintura europea durante varios siglos. Se ha dicho que el rostro grabado de la famosa sábana o Santo Sudario de Turín con que se cree fue sepultado el cuerpo de Jesucristo, corresponde muy bien a aquel tipo barbado.


El ministerio público de Jesús duró al menos dos años y unos meses, y cuando lo inició tenía “unos 30 años” (Lc 3, 23), edad exigida por la tradición judía para entrar al servicio del templo o para ejercer cargos públicos, pues se creía que a los 30 se alcanzaba la madurez personal. Jesús es un milagro desde el punto de vista humano. En su vida encontramos armonizados sentimientos en apariencia contrapuestos. Su cuerpo es real, delicado y perfectísimo, aunque estuvo sujeto al dolor, a las necesidades y a la muerte, porque vino a expiar4 nuestros pecados. Según la Teología Dogmática “la humanidad de Cristo merece ser adorada a causa de su unión personal con el verbo divino. De modo que el culto que se rinde a su humanidad se rinde al Hijo de Dios”.

Jesús no es un rabino, ni un simple profeta al estilo clásico, ni un líder político, ni un filósofo, ni un simple fundador de un movimiento religiosos, ya que exige para ÉL honores de la divinidad. El es el centro de la historia humana, el único anunciado por los antiguos profetas cuyas predicciones concuerdan a la perfección como en un rompecabezas. Por ejemplo: nació de mujer (Génesis), en Belén (Miqueas), de una Virgen (Isaías), exaltado, glorioso (Isaías, Salmos), etc. Jesús es Dios y Hombre Verdadero, y habitualmente el velo de su humanidad cubre los esplendores de su divinidad.

Saturday, March 24, 2007

PROHIBIDO ESCRIBIR


Reynaldo Cruz Zapata

A Javier Vílchez,
por compartir el suicido de la literatura

No hay nada menos fructífero que escribir. Escribir es de orates, de locos, de gente extraña y conflictiva, subversiva, en un decir. Aquél que dijo que se tenía que plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro, sin duda que se equivocó. Escribir es de suicidas, de ángeles malignos que se resisten a subyugarse al anonimato. Escribir es de fracasados sociales, de gente que no tiene otra forma de justificar su existencia.

Escribir es una maldición que nos condena a morir. Al menos en el Perú, ningún escritor vive sólo por escribir. Decenas de jóvenes se lanzan a la empresa de publicar en el país. Sus ejemplares en ediciones artesanales o de lujo, en la mayoría de los casos no pasan de los quinientos ejemplares. Pocos venden, pocos leen, dicen algunos por allí. Y mientras tanto, otros se suman al lóbrego oficio de escribir.

Miente quien diga que no ha escrito un poema o un texto casi literario en toda su vida. El hombre está tentado por la sensación de inmortalizarse en el papel. La pasión por escribir nos seduce cuando la vida nos enseña que no hay mejor evasión del tiempo y el lugar. Escribir es de frustrados, me dijo una chica bonita y hueca, cierta vez. Es cierto, escribir es de frustrados, pero es una frustración para el común de la gente, he allí la divinidad oscura del escritor.

En nuestro país está prohibido escribir, de nada nos sirven amanecidas por días, lecturas de luna a luna, visitas a exposiciones de arte, centavos gastados en viajes, vinos, cigarrillos y cafés. Casi nadie lee, casi nadie compra el fruto de nuestro desvelo. No que hay que ser pesimista, me dice un amigo escritor, hay que escoger una buena editorial y hacer un excelente trabajo de difusión, el resto vendrá después.

Prohibido escribir, resulta un título fatalista, aunque puede ser real. ¿Cuántos libros lee usted al mes? ¿A cuántos autores de su localidad conoce? ¿Está en la condición de discernir qué libro es literariamente bueno y cuál es sólo producto del marketing? Más allá de lo comercial, es necesario un SOS: Prohibido escribir, poco se lee, poco se compra. Urgente, se necesitan lectores.

San Miguel de Piura
23 de marzo de 2007, 5.30 p.m.

Tuesday, March 13, 2007

LA SOLEDAD DE AMERICA LATINA

Gabriel García Márquez

(Discurso premio Nóbel 1982)

Antonio Pigafetta, un navegante florentino queacompañó a Magallanes en el primer viaje alrededor delmundo, escribió a su paso por nuestra Américameridional una crónica rigurosa que sin embargo pareceuna aventura de la imaginación. Contó que había vistocerdos con el ombligo en el lomo y unos pájaros sinpatas cuyas hembras empollaban en las espaldas delmacho, y otros como alcatraces sin lengua cuyos picosparecían una cuchara. Contó que había visto unengendro animal con cabeza y orejas de mula, cuerpo decamello, patas de ciervo y relincho de caballo. Contóque al primer nativo que encontraron en la Patagonialo pusieron enfrente de un espejo, y que aquel giganteenardecido perdió el uso de la razón por el pavor desu propia imagen.Este libro breve y fascinante, en el cual ya sevislumbran los gérmenes de nuestras novelas de hoy, noes ni mucho menos el testimonio más asombroso denuestra realidad de aquellos tiempos. Los cronistas deIndias nos legaron otros incontables. El Dorado,nuestro país ilusorio tan codiciado, figuró en mapasnumerosos durante largos años, cambiando de lugar y deforma según la fantasía de los cartógrafos. En buscade la fuente de la Eterna Juventud, el mítico AlvarNuñez Cabeza de Vaca exploró durante ocho años elnorte de México, en una expedición venática cuyosmiembros se comieron unos a otros, y sólo llegaroncinco de los 600 que la emprendieron. Uno de losmisterios que nunca fueron descifrados, es el de lasonce mil mulas cargadas con cien libras de oro cadauna, que un día salieron del Cuzco para pagar elrescate de Atahualpa y nunca llegaron a su destino.Más tarde, durante la colonia, se vendían en Cartagenade Indias unas gallinas criadas en tierra de aluvión,en cuyas mollejas se encontraban piedrecitas de oro.Este delirio áureo de nuestros fundadores nospersiguió hasta hace poco tiempo. Apenas en el siglopasado la misión alemana encargada de estudiar laconstrucción de un ferrocarril interoceánico en elitsmo de Panamá, concluyó que el proyecto era viablecon la condición de que los rieles no se hicieran dehierro, que era un material escaso en la región, sinoque se hicieran de oro.La independencia del dominio español no nos puso asalvo de la demencia. El general Antonio López deSantana, que fue tres veces dictador de México, hizoenterrar con funerales magníficos la pierna derechaque había perdido en la llamada Guerra de losPasteles. El general Gabriel García Moreno gobernó alEcuador durante 16 años como un monarca absoluto, y sucadáver fue velado con su uniforme de gala y su corazade condecoraciones sentado en la silla presidencial.El general Maximiliano Hernández Martínez, el déspotateósofo de El salvador que hizo exterminar en unamatanza bárbara a 30 mil campesinos, había inventadoun péndulo para averiguar si los alimentos estabanenvenenados, e hizo cubrir con papel rojo el alumbradopúblico para combatir una epidemia de escarlatina. Elmomumento al general francisco Morazán, erigido en laplaza mayor de Tegucigalpa, es en realidad una estatuadel mariscal Ney comprada en París en un depósito deesculturas usadas.Hace once años, uno de los poetas insignes de nuestrotiempo, el chileno Pablo Neruda, iluminó este ámbitocon su palabra. En las buenas conciencias de Europa, ya veces también en las malas, han irrumpido desdeentonces con más ímpetus que nunca las noticiasfantasmales de la América Latina, esa patria inmensade hombres alucinados y mujeres históricas, cuyaterquedad sin fin se confunde con la leyenda. No hemostenido un instante de sosiego.Un presidente prometeico atrincherado en su palacio enllamas murió peleando solo contra todo un ejército, ydos desastres aéreos sospechosos y nunca esclarecidossegaron la vida de otro corazón generoso, y la de unmilitar demócrata que había restaurado la dignidad desu pueblo. Ha habido 5 guerras y 17 golpes de estado ysurgió un dictador luciferino que en el nombre de dioslleva a cabo el primer etnocidio de América Latina ennuestro tiempo. Mientras tanto, 20 millones de niñoslatinoamericanos morían antes de cumplir dos años, queson más de cuantos han nacido en Europa desde 1970.Los desaparecidos por motivos de la represión son casilos 120 mil, que es casi como si hoy no se supieradonde están todos los habitantes de la ciudad deUpsala. Numerosas mujeres arrestadas en cinta dieron aluz en cárceles argentinas, pero aún se ignora elparadero y la identidad de sus hijos, que fueron dadosen adopción clandestina o internados en orfanatos porlas autoridades militares. Por no querer que las cosassiguieran así han muerto cerca de 200 mil mujeres yhombres en todo el continente, y más de 100 milperecieron en tres pequeños y voluntariosos países dela América Central, Nicaragua, El Salvador yGuatemala. Si esto fuera en los Estados Unidos, lacifra proporcional sería de un millón 600 muertesviolentas en cuatro años.De Chile, país de tradiciones hospitalarias, ha huidoun millón de personas, el 10 por ciento de supoblación. El Uruguay, una nación minúscula de dos ymedio millones de habitantes que se consideraba comoel país más civilizado del continente, ha perdido enel destierro a uno de cada cinco ciudadanos. La guerracivil en el El Salvador ha causado desde 1979 casi unrefugiado cada 20 minutos. El país que se pudierahacer con todos los exiliados y emigrados forzosos deAmérica Latina, tendría una población más numerosa quela de Noruega.Me atrevo a pensar, que esta realidad descomunal y nosólo su expresión literaria, la que hoy ha merecido laatención de la Academia Sueca de las Letras. Unarealidad que no es la del papel , sino que vive connosotros y determina cada una de nuestras incontablesmuertes cotidianas, y que sustenta un manantial decreación insaciable, pleno de desdicha y de belleza,del cual este colombiano errante y nostálgico no esmás que una cifra más señalada por la suerte. Poetas ymendigos, músicos y profetas, guerreros y malandrines,todas las criaturas de aquella realidad desaforadahemos tenido que pedirle muy poco a la imaginación,porque el desafío mayor para nosotros ha sido lainsuficiencia de los recursos convencionales parahacer creíble nuestra vida. Este es, amigos, el nudode nuestra soledad.Pues si estas dificultades nos entorpecen a nosotros,que somos de su esencia, no es difícil entender quelos talentos racionales de este lado del mundo,extasiados en la contemplación de sus propiasculturas, se hayan quedado sin un método válido parainterpretarnos. Es comprensible que insistan enmedirnos con la misma vara con que se miden a símismos, sin recordar que los estragos de la vida noson iguales para todos, y que la búsqueda de identidadpropia es tan ardua para nosotros como lo fue paraellos. La interpretació n de nuestra realidad conesquemas ajenos sólo contribuye a hacernos cada vezmás desconocidos, cada vez menos libre, cada vez mássolitarios. Tal vez la Europa venerable sería máscomprensiva si tratara de vernos en su propio pasado.Si recordara que Londres necesitó 300 años paraconstruirse su primera muralla y otros 300 para tenerun obispo, que roma se debatió en las tinieblas de laincertidumbre, durante 20 siglos antes de que un reyetrusco la implantara en la historia, y que aún en elsiglo XVI los pacíficos suizos de hoy, que nosdeleitan con sus quesos mansos y sus relojesimpávidos, ensangrentaron a Europa como soldados defortuna. Aún en el apogeo del Renacimiento, 12 millansquenetes a sueldo de los ejércitos imperialessaquearon y desbastaron a Roma y pasaron a cuchillo aocho mil de sus habitantes.No pretendo encarnar las ilusiones de Tonio Krüger,cuyos sueños de unión entre un norte casto y un surapasionado exaltaba Thomas Mann hace 53 años en estelugar. Pero creo que los europeos de espírituclarificador, los que lucha también aquí por unapatria grande más humana y más justa, podríanayudarnos mejor si revisaran a fondo su manera devernos. La solidaridad con nuestros sueños no nos harásentir menos solos, mientras no se concrete con actosde respaldo legítimo a los pueblos que asuman lailusión tener una vida propia en el reparto del mundo.América Latina no quiere ni tiene por qué ser un alfilsin albedrío, ni tiene nada de quimérico que susdesignios de independencia originalidad es conviertanen una aspiración occidental. No obstante, losprogresos de la navegación que han reducido tantasdistancias entre nuestras Américas y Europa, parecenhaber aumentado en cambio nuestra distancia cultural.¿Por qué la originalidad que se nos admite sinreservas en la literatura, se nos niega con toda clasede suspicacias en nuestras tentativas tan difícilescambio social? ¿Por qué pensar que la justicia socialque los europeos tratan de imponer en sus países nopueden ser también un objetivo latinoamericano conmétodos distintos en condiciones diferentes? No: laviolencia y el dolor desmesurados de nuestra historiason el resultado de injusticias seculares y amargurassin cuentos, y no una confabulación urdida a 3 milleguas de nuestra casa. Pero muchos dirigentes ypensadores europeos lo han creído, con el infantilismode los abuelos que olvidaron las locuras fructíferasde su juventud, como si no fuera posible otro destinoque vivir a merced de los dos grandes dueños delmundo. ¡ Este es, amigos, el tamaño de nuestra soledad!Sin embargo, frente a la opresión, el saqueo y elabandono, nuestra respuesta es la vida. Ni losdiluvios, ni las hambrunas, ni los cataclismos, nisiquiera las guerras eternas a través de los siglos ylos siglos han conseguido reducir la ventaja tenaz dela vida sobre la muerte. Una ventaja que aumenta y seacelera: cada año hay 74 millones más de nacimientosque de defunciones, una cantidad de vivos nuevos comopara aumentar siete veces cada año la población deNueva York. La mayoría de ellos nacen en los paísescon menos recursos, y entre estos, por supuesto, losde América Latina. En cambio , los países másprósperos han logrado acumular suficiente poder dedestrucción como para aniquilar cien veces no sólo atodos los seres humanos que han existido hasta hoy,sino a la totalidad de los seres vivos que han pasadopor este planeta de infortunios.Un día como el de hoy, mi maestro William Faulknerdijo en este lugar: “Me niego a admitir el fin delhombre”. No me sentiría digno de ocupar este sitio quefue suyo si no tuviera la conciencia plena de que porprimera vez desde los orígenes de la humanidad, eldesastre colosal que él se negaba a admitir hace 32años, es ahora nada más que una simple posibilidadcientífica. Ante esta realidad sobrecogedora que através de todo el tiempo pareció ser una utopía, losinventores de fábulas que todo lo creemos nos sentimoscon el derecho de creer que todavía no es demasiadotarde para emprender la creación de la utopíacontraria. Una nueva y arrasadora utopía de la vida,donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma demorir, donde de veras sea cierto el amor y sea posiblela felicidad, y donde las estirpes condenadas a cienaños de soledad tengan por fin y para siempre unasegunda oportunidad sobre la tierra.


G.Garcia marquez.Estocolmo 1982

Monday, March 05, 2007

El Beso

Escribe: Miguel A. Hernandez

Toda pareja de enamorados tiene una fecha especial para celebrar. Ellos de seguro se demuestran, en ese día (que no es necesariamente el 14 de Febrero), amor de mil maneras. Una de éstas es el beso que, apasionado o no, siempre hace sentir bien a la pareja. De ahí que se diga que el beso es la expresión más sublime del amor.

Para la Real Academia Española, beso es la acción y efecto de besar. Este vocablo deriva del latín basiare y significa “Tocar u oprimir con un movimiento de labios, a impulso del amor o del deseo o en señal de amistad o reverencia”. Por su parte Manuel Osorio Bernard en su diccionario de la lengua escrito en verso, dice: “Un inútil ruido / que siempre deja mil dudas / en quien lo ha recibido”. Mientras que el escritor Ambroise Bierce, autor del Diccionario del diablo, indica que el beso es esa “palabra inventada por los poetas para que rime con embeleso”.

En algún momento de nuestras vidas, desde que nacemos hasta que morimos, nos besan y/o besamos en las mejillas, en los labios o en otra parte del cuerpo. Existen pueblos no occidentales que se “besan” de forma distinta a la nuestra; por ejemplo, en Samoa (archipiélago de Oceanía. Polinesia), donde el beso es una sonora aspiración nasal entre las personas. Pero en todos, o casi en todos, ha sido y es expresión de amor, de cortesía, de afecto, de felicitación, de veneración personal y de fervor religioso; de respeto servil, como antiguamente el esclavo besaba la manga o la túnica de su amo o como tributo del vencido al vencedor, cuyos pies o huellas besaba aquél.

Para la gran mayoría de hombres y mujeres el mejor beso, es el “beso inesperado”, es decir, aquél que tiene lugar cuando las personas menos se lo imaginan y en los lugares más curiosos. Digamos que en esto (lo inesperado) coinciden los de uno como de otro sexo. Pero también hay otro detalle. Por ejemplo, las mujeres piensan que los mejores besos que han recibido o pueden recibir son los de tipo espontáneo y que nos las lleve a tener relaciones sexuales. Pues, para ellas los besos más emocionantes, eróticos y apasionados son aquellos que tienen lugar cuando se sabe que posteriormente no se irá a la cama a tener un coito, de ahí la carga de pasión de los mismos. Todo lo contrario a lo que piensan algunos hombres. Un dato curioso es el de Gary O’Connell, psicólogo de la Universidad de Cornell, en Itaca, Nueva York. Él alguna vez dijo que las mujeres que mascan chicle globo y disfrutan globeando –es decir, hacer globos con la goma de mascar- no han sido nunca besadas como se debe y casi seguramente no han practicado el sexo oral. Son emocionalmente inestables, afectivamente carenciales y sexualmente insatisfechas. ¡Vaya uno a saber!

En nuestro país la gente joven usa mucho el coloquialismo “chapar” o “un chape” para referirse a besar o besarse. Al borde del mar en el distrito limeño de Miraflores se encuentra “El parque del amor”, donde hay una escultura de Víctor Delfín que lleva por nombre “El beso”. El monumento, de grandes dimensiones, presenta a una pareja de enamorados (hombre y mujer), a quienes se les ve demostrándose cariño. Él esta sentado en el suelo, ella se encuentra echada entre los brazos y las piernas de él. Cada 14 de Febrero el mencionado parque es el lugar donde numerosas parejas abrazadas o tomadas de la mano rinden culto al amor. Y para expresar su ardor sexual, a veces se muerden los labios, y se besan a más no poder como si la pasión se les fuese acabar.

Pero Lima como en otras partes del Perú y del mundo, también se han llevado a cabo concursos como “el beso más largo”, implicando desgaste físico y emocional y por ende aburrimiento. También se pronuncian frases muy conocidas como: “Beso de Judas”, el que se da con doblez y falsa intención. Este se puede comprobar entre los políticos y personas enemistadas. “Beso de la paz”, aquel que se da como una muestra de cariño y amistad. “Comerse a besos a uno”, coloquialismo que quiere decir, besar a alguien con repetición y vehemencia en cualquier parte de la cara. “Beso platónico”, es el que se dan los hombres en ambas mejillas. Y por último, “Beso volado” el que se da a la distancia con el gesto de los labios y un ademán en la mano.

Hay besos famosos como el primero que se vio en una película de Hollywood entre May Irwin y John Rice en “The Widow Jones” (La viuda Jones, de 1896). Y el primer beso con lengua que se vio en el film “Esplendor en la hierba”, de 1973, entre Warren Beatty y Natalie Word. En la entrega del Óscar del año 2003, Adrien Brody, premiado como mejor actor por su papel protagónico en El Pianista, se dio el gusto de robarle un sorpresivo, apasionado y desesperado beso a la actriz negra Halle Berry en pleno escenario. A ella, también ganadora de una estatuilla dorada, no le disgustó la audacia del actor. Son también conocidos los besos entre Diego Armando Maradona y su ex apoderado y amigo Guillermo Coppola. Además del que se dieron en pleno concierto las divas del pop Madonna, Britney Spears y Cristina Aguilera. Claro, para tener publicidad y vender más. Ese beso lésbico fue durante la entrega de los premios MTV Music Awards 2003, durante la canción Hollywood.

Se ha dicho que anatómicamente el beso es una forma ideal de expresión afectiva que los humanos aprendimos de los monos. Hay autores que relacionan la acción de besarse con el canibalismo o la antropofagia. Así, para Sausay un beso es la “comunión primera de la carne”. El periodista Julio Villanueva Chang alguna vez dijo que “el beso es la escuela del antropófago que todos llevamos dentro”. En el libro “Vampirismo y Licantropía”, del vampirólogo Ramón Hervas, se puede observar que en ciertos individuos trastornados “los besos a veces se aproximan a la mordedura sádica”. Por último los individuos que se besan en la boca intercambian una media de 40 mil parásitos, 250 tipos de bacterias, 0.7 gramos de albúmina, 0.45 gramos de sal, 0.7 gramos de grasas, 0.18 gramos de materia orgánica y desgastan cuatro calorías por minuto. Además, un beso sobre la mejilla exige la activación de 12 músculos faciales mientras que el beso en la boca utiliza 34. Diga lo que se diga besar siempre es rico y placentero. ¡Verdad!.

Friday, February 02, 2007

Recordando al Historiador: Dr. José Antonio del Busto



Escribe: Miguel Angel Hernandez.
Escribir acerca del insigne historiador José Antonio del Busto Duthurburu (1932-2006), es recorrer los meandros de la memoria, situarse en el año 1995 y recordar sus magníficas clases de Historia del Perú en la Universidad de Piura (Udep). Fue el Dr. Jorge Rosales Aguirre el que una tarde lo presentó ante el alumnado de Estudios Generales. El día anterior nos había anticipado la llegada del Dr. del Busto y nos recomendó no perdernos ninguna de sus clases, pues en universidades de provincias son pocos los alumnos que tienen el privilegio y la oportunidad de tener al frente y escuchar a un historiador de su talla. Y así fue, las aulas 101 ó 123, para más de 90 personas siempre estuvieron llenas. Escuchar al Dr. del Busto era obtener una verdadera imagen del país; con él salía a flote y, de manera natural, ese amor por el Perú.

Este historiador era una persona íntegra, minuciosa, serena y veraz cuando explicaba sus clases. Un intelectual honesto. Enseñaba la historia con apasionamiento desapasionado, es decir, sentía la pasión de la historia pero no se dejaba doblegar por el apasionamiento. Enseñaba con cariño, pero con ese cariño que más tiene que ver con el cerebro que con el corazón. Nunca cayó en el chauvinismo ni en la mera información de datos históricos. El vivía sus clases y lo demostraba en cada sesión introduciéndose en la temática y participando en ella. Se ponía en la mentalidad de los personajes históricos y así sus charlas, con voz fuerte y entonada, agarraban cierto realismo. Nos narraba los sucesos del Incanato y la Conquista como si hubiera sido testigo presencial de los hechos y entonces uno quería seguir escuchándolo por un par de horas más.

En las aulas nos dejó un legado de pasión por el Perú. El país era una de sus obsesiones más grandes, era lo que más quería después de Dios; mientras que su familia la tenía en un tercer rango de importancia. En una de las varias entrevistas que le hicieron en la Udep, allá por el año 1999, dijo que “el Perú ha ido progresando a golpes, pero ha progresado. Yo confío que el día que me muera continuará haciéndolo: a golpes pero progresando. Y esto, porque a las buenas nadie progresa ni a las malas tampoco. Sin embargo, a las buenas y a las malas sí que se aprende. Esa es la vida, no es un eslabón de acontecimientos sólo bonitos ni sólo feos; en la unión de lo agradable y desagradable es que se esculpen las biografías”. Nada más cierto para saber enfrentar los diferentes problemas del Perú, del que siempre nos decía es una realidad histórica que se desdobla en tres dimensiones: patria, nación y estado, y que en su conjunto conforman la peruanidad, la cual no es fácil de entender, pero sí de sentir y difícil de comprender.

Entre los alumnos de Estudios Generales se rumoreaba que el Dr. del Busto había protagonizado una película peruana, haciendo el papel de Francisco Pizarro. Si así fue, el porte, la barba blanca y el excelente español que hablaba, no habrían sido suficientes para representar ha dicho personaje, sino porque tenía un gran conocimiento acerca del conquistador, habiendo publicado, en dos gruesos tomos, la biografía completa de Pizarro. No por algo se le consideraba el primer pizarrólogo. Alguna vez dijo que “el Perú tiene hoy, debido a la presencia de Pizarro, los siguientes hechos: su descubrimiento; su nombre, su ingreso a la Historia, a la Geografía y a la Cronología modernas; su territorio mayoritario; la Amazonía; las principales ciudades; la Cultura Occidental; la lengua española; la religión cristiana; el mestizaje; y la Cultura Peruana Actual.

Más de uno de sus libros giran en torno al mestizaje en el Perú. Un mestizaje que más que racial es cultural y todos los peruanos llevamos esa marca. En una charla magistral acerca de este tema, pronunciada en la Udep, decía que el Perú es un país mestizo por el origen de su nombre y también por ser mestiza la mayor parte de su población. Esa raza mestiza también es llamada chola y mejor aun peruana. “El día que nos digan: cholo, y nosotros reaccionemos como si nos llamaran hombre o peruano, habremos alcanzado el equilibrio. No queremos supercholos ni minicholos. Sólo queremos cholos a cabalidad”, sentenció del Busto como un fiel creyente de las posibilidades de este país, producto del encuentro entre lo andino y lo hispano. Y en un artículo publicado en El Comercio (Abril de 1997), el historiador escribió: “Podemos ser indigenistas e hispanistas, pero por encima de todo debemos ser peruanistas. El peruanismo une, cicatriza; el indigenismo y el hispanismo mal entendidos dividen, descuartizan. Debemos, pues, recoger nuestras dos ricas herencias, amalgamarlas y convertirlas en un solo patrimonio. Lo otro es desparramar, disociar, destruirnos. Indios y españoles son nuestros primeros padres, la herencia de ambos es la patria.

El Dr. Del Busto estudió en la Pontificia Universidad Católica del Perú, siendo alumno de otro notable historiador José Agustín de la Puente Candamo. En dicha casa de estudios y en otras universidades de Lima, fue profesor principal de Historia del Perú. También fue profesor visitante de la Universidad de Piura (1978-2004), así como presidente fundador del Instituto de Investigaciones Humanísticas de la Udep (2000) que llevó a cabo el proyecto “Historia de Piura”. Fue director del INC y del Instituto Riva Agüero, además de miembro de distintas academias locales e internacionales, como la Academia Nacional de Historia, el Instituto de Estudios Históricos, la Real Academia Española de Historia y la Academia Nacional de la República Argentina, entre otras. Dedicó más de 50 años a la docencia universitaria y publicó cerca de 60 libros, incluyendo textos escolares. A pesar del cáncer que padecía nunca dejó el trabajo intelectual. Sus dos últimas publicaciones fueron “Túpac Yupanqui: Descubridor de Oceanía” y “Santa Rosa de Lima”, en Abril y Agosto del 2006, respectivamente.

Antes de fallecer, el 25 de Diciembre del año pasado, el Dr. del Busto dispuso que su biblioteca completa pase a formar parte de la Udep. Hay libros que leyó en su infancia como “Ricardo Corazón de León”, “Arturo y la Tabla Redonda” y los de su vida universitaria como el volumen completo de la “Historia de la Conquista del Perú”, de Willian Prescott. También están todas sus crónicas, el material con el que trabajó y volúmenes de otros notables historiadores con dedicatorias especiales. Se sabe que dicha biblioteca ya llegó a la Udep y seguramente en los próximos meses inauguraran la sala “José Antonio del Busto Duthurburu”. Ahí también se conservarán sus condecoraciones y algunos objetos como su escritorio, máquina de escribir, lámpara, anteojos y bastón. Sin duda el Dr. del Busto quiso mucho a la Udep y quiso más todavía al país. Toda su vida la dedicó a estudiar la Historia del Perú, convirtiéndose en maestro. Él era la primera autoridad en el tema de la Conquista y en de la interpretación del Perú.